Domingo de trabajo


Otra vez llegué tarde y lo peor es que ya me da pena dar mis excusas, sean verdad o no ya no me creen, yo pienso que ellos no lo entienden a uno, el uno pone mil cosas por un lado, el otro exige que traguemos libro, la otra que hagamos un video, con diapositivas, fotograma, análisis pedagógico etc., esta situación es muy extenuante. Una de esas noches trajinadas que yo padecía en el trabajo como planchero-armador-mesero-mensajero en la 60, tenía un trabajote de Didáctica I qué hacer, lo peor era que no tenía con quién hacerme, pues como no tenía tiempo de reunirme todos me hacían a un lado, incluso los más allegados, los que uno piensa que serán un apoyo. Esa noche estaba desesperado y la esposa de mi jefe no estaba esa noche porque se enfermó otra vez de asma, entonces me tocaba también sacar la gaseosa de la nevera así acalorado, mientras él traía los pedidos, cobraba y limpiaba mesas. Donde yo trabajaba, en las comidas rápidas la 60, es un punto muy bueno, queda en los semáforos, y va mucha gente a comer, ya el lugar es famoso en la comuna.

   

LA POESÍA DE LUIS PALÉS MATOS, UNA EXALTACIÓN A LA IDENTIDAD ANTILLANA

Tomado de la web en: Seguir 






“Vienen las palabras de un lugar no situado en el tiempo 
de los relojes y van a algún paraje de lo eterno, 
por lo que, a diferencia de la conversación, 
no las usamos sino que nos hacemos unos
 con su ser” (García, 2001, p. 9)

Luis Palés Matos es un poeta puertorriqueño reconocido como un de los más importantes exponentes de la poesía antillana, junto a Luis Lloréns Torres, quien se anticipa a Palés en su trabajo de temas negristas e intenta acercarse a la identidad del ser antillano. No obstante con Palés Matos la poesía puertorriqueña asume un papel modernista de exaltación a la raza boricua y en general al pueblo antillano. La obra palesiana es un entramado, una red temática que cumple una función social, y que burla, ironiza, satiriza la raza blanca frente a la identidad caribeña. Así Palés exalta y elogia al negro, al ser antillano, su música, sus costumbres, su comida, su tierra santa y negra como las negras de Guayama, dulce como la caña, suave como la brisa del mar, abrumadoramente bella como un amanecer caribeño. Y todo esto en función de destacar el palpitante arraigo africano caribeño de las Antillas, que es la inminente herencia del africano en las islas. Es así como sus obras “expresan (…) una misma preocupación por todos compartida: la realidad de la libertad en un sistema racional…” (2001, p. 5), que es una función esencial en la poesía según nos dice el señor Jaime García Maffla.

De hecho es inevitable sentirse atraído por tan sublime manera como Palés Matos siente a su gente, su idiosincrasia, su ser antillano, tanto así como lo expresan González y Mansour en su libro “Poesía negra en América”,

Con la poesía de Palés, con su descubrimiento de nuestra afroantillanidad esencial, nació en mí la conciencia de mi mestizaje y el orgullo de mi identificación con lo que otro poeta antillano llamó sin vana hipérbole "la raza augusta". (1976, p.9)

Ese sentimiento que apropia Palés Matos a su poesía devela la gran maestría con que se funde con las palabras, con que se hace uno con la poesía, con su creación, que deja derramar su corazón, su alma en esas combinaciones que enredan multicolores temas alrededor del ser antillano bajo las más bellas expresiones culturales de la cultura africana. La poesía de Luis Palés se hace una con él mismo, otra característica del poeta consagrado, “la poesía es la misma alma del hombre, que está hecha a la vez de armonía y disidencia con el mundo…” (García M., 2001, p.7).